La jornada de semifinales de los Juegos Olímpicos de Paris 2024 ha pasado de fiesta a tragedia en solo un segundo, cuando Carolina Marín, que dominaba con brillantez la segunda semifinal ante la china He Bing Jiao, se cayó, se dobló la rodilla derecha y tuvo que abandonar el partido devastada por el dolor, rota por la rabia de perderse una final que ya acariciaba.
La andaluza mandaba en el marcador por 21-14 y 10-6 cuando se produjo el accidente. Corrió a por el volante y la pierna derecha no aguantó. Su manera de taparse la cara con las manos, sus gritos, su inmovilidad en el suelo indicaron que la lesión era seria.
Asistida inmediatamente por los servicios médicos, tardó varios minutos en poder acercarse con ayuda al banquillo. Como guerrera que es, decidió continuar. Se descalzó, se colocó una rodillera y trató de seguir luchando por el pase a la final. Intentó jugar dos puntos más, pero no podía desplazarse.
Se arrodilló sobre la cancha, metió la cabeza entre los brazos y como es lógico rompió a llorar, arropada por todo el estadio, que la despidió puesto en pie, con una gran ovación y con el corazón encogido.
Un partido encaminado
El partido entre las dos zurdas comenzó con intercambios largos, de hasta 24 golpes. La jugadora china quiso asustar con unos primeros remates imparables, pero Marín insistió en su juego de precisión y logró abrir la primera brecha (11-7) en el marcador.
Con una solidez aplastante llegó al 16-7 y aguantó la posterior reacción de la china, que sumó cinco tantos seguidos, su mejor racha. De nuevo con su servicio, Marín administró los riesgos y cerró el juego con un remate a la línea de fondo que sorprendió a He.
Regresó a la cancha como un huracán. Remató, cruzó el volante y dejó pasar con acierto los golpes largos de He, sexta cabeza de serie y que empezó a moverse cabizbaja por la pista entre punto y punto, desbordada. Con 9-3, Marín comenzó a atisbar la final.
Pero el tiempo se paró con el marcador en 10-6, cuando la desgracia se hizo sitio sobre la pista verde y morada de París. La onubense rechazó la silla de ruedas que la organización había dispuesto para su salida de la pista. Se puso en pie, saludó al público que la ovacionaba puesto en pie y abandonó la pista aún con lágrimas en sus ojos.
Queda por conocer el alcance de la lesión, que se comunicará tan pronto como sea posible una vez que se le hayan hecho las pruebas oportunas. Por el momento se descarta la posibilidad de que Carolina dispute el partido por el bronce de este lunes.