¿Qué sensaciones le deja el Campeonato de España de Parabádminton?
Sensaciones muy satisfactorias. Una vez terminado sientes un subidón enorme, porque el reto de celebrar un evento como este en estos tiempos es mayúsculo. Es cierto que echamos de menos a quienes por unas circunstancias o por otras no pudieron competir en Toledo, como Marcela Quinteros y muchos otros jugadores . Por esa parte es una pena porque esos jugadores habrían aportado mucho al torneo incluso más allá del aspecto competitivo, pero el campeonato nos ha dejado muy buenas sensaciones en todo, también en lo deportivo, y nos ha dado ánimos para seguir.
¿Qué destaca del aspecto deportivo?
Es muy gratificante poder ver la evolución de los jugadores nuevos y jóvenes, que son la apuesta a largo plazo del parabádminton español. Se nota que están trabajando en buenas condiciones en sus clubes y lo vemos reflejado en su progresión. Eso sí, esto no sería posible sin la aportación de jugadores consagrados como Guillermo Lama, que es fundamental para nosotros: sigue al pie del cañón, sigue aportando, sigue con la misma ilusión del primer día y lleva ya 16 campeonatos nacionales. Referentes en los que se fijan jugadores nuevos como los que han pasado por el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, recién dados de alta o aún ingresados y que están empezando en este deporte, gracias al programa de colaboración de la federación de Castilla La Mancha. En resumen, estamos muy contentos con la participación y con la evolución, por lo que debemos seguir trabajando en esta dirección.
El Campeonato ha dejado nombres propios como los de Iván Segura, Pablo Serrano, Jorge López, Ignacio Fernandez los chicos del Hospital...
Sí, y no solo por los resultados. Iván Segura solo tiene 15 años y ha jugado en una clase funcional que no es la suya, pero ha sacado dos medallas y puede progresar mucho compitiendo en torneos internacionales. Pablo Serrano ya está integrado en el Centro de Tecnificación Deportiva de Oviedo y la evolución se nota torneo a torneo. Jorge López es de la misma quinta y trabajamos con su club para pulir aspectos técnicos... Es gente que viene apretando y el reto ahora es conseguir mantenerlos... con trabajo, ilusionándoles con acciones como el Circuito Nacional de Parabádminton que ha comenzado este año y se va a potenciar. Así trataremos de que los jugadores progresen y sigan motivados a base de competir, hacer concentraciones, etc.
¿Qué objetivos se marca el parabádminton nacional?
Seguir aumentando el número de jugadores, en cantidad y en calidad. Uno de los handicaps es la captación de jugadores, más aún de jugadores jóvenes y más aún de mujeres, que hay poquitas. Por eso tenemos la ilusión de lanzar un programa a nivel nacional para la captación y promoción de jugadores con discapacidad. El reto es llegar a todos los puntos del pais y que el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo no sea el único foco.
¿En qué escalón cree que se encuentra el parabádminton español con respecto a otros países?
Es difícil valorar dónde estamos, porque estamos empezando, pero por número de jugadores a nivel europeo no estamos lejos de otros países. Tenemos que terminar de dar ese salto de calidad, en Europa somos el tercer o el cuarto país en número de jugadores. Sí es cierto que a nivel mundial nos llevan años de ventaja, especialmente en Asia, pero somos muy competitivos allá donde vamos.
En menos de un año llegan los Juegos de Tokio...
Marcela Quinteros es la apuesta de la federación y la gran baza española para poder estar en los Juegos Paralímpicos ... y estamos a un paso. Solo queda un torneo clasificatorio, el Internacional de Murcia que se disputará en marzo. Lo que no sabemos es cómo habrá quedado el parabádminton internacional después de la pandemia, porque ha sido casi un año sin competiciones y no sabemos cómo estarán los jugadores. Marcela está a un puesto de clasificarse, porque se clasifican ocho y ella es la novena del ranking... es muy complicado pero está en la pelea.
¿Y más allá de Tokio?
Ese es un proyecto a largo plazo que iniciamos con el ciclo olímpico de los Juegos de París de dentro de cuatro años. Estamos decididos a planificar y apostar por gente joven y el objetivo es clasificar a algún jugador de cualquiera de las clases funcionales.